jueves, 5 de julio de 2012

La educación de los hijos (II)

Queridos hermanos, continuamos hablando del tema de la educación de la libertad. Respetar a los hijos no significa dar por válido todo lo que ellos piensen o hagan. Los papás deben dialogar sobre lo bueno y lo mejor y muchas veces deberán corregir con energía. El amor de un padre por su hijo desea el bien del hijo, desea que el hijo dé lo mejor de sí, que alcance la felicidad. Una conducta correcta en los hijos suele ser resultado de muchas correcciones, y éstas serán más eficaces si se administran con sentido positivo, poniendo sobre todo de relieve lo que se puede mejorar en el futuro; y deben hacerse con cariño. Por otro lado, los papás deben educar en un clima de confianza. La confianza nos mueve a obrar; nos paraliza, en cambio, sentir que desconfían de nosotros. Confiar significa tener fe, dar crédito a alguien. La confianza que se da al otro suele provocar un doble efecto: de manera inmediata, un sentimiento de gratitud, porque se sabe beneficiado por un don; además, la confianza favorece el sentido de responsabilidad. Quien me pide algo importante espera que se lo dé, porque ya confía en que puedo dárselo: tiene de mí un concepto elevado. Si esa persona se fía de mí, me siento movido a satisfacer sus expectativas, a responder de mis actos. Confiar en alguien es un modo muy profundo de encomendarle algo. Gran parte de lo que pueden hacer los papás depende de cuánto han sabido suscitar esta actitud en sus hijos; por eso insistimos en que los padres han de ganarse la confianza de sus hijos, dándosela ellos primero. A ciertas edades tempranas, conviene estimular el uso de su libertad; por ejemplo, han de pedirles cosas, y dar explicaciones sobre lo bueno y lo malo. Pero esto carecería de significado si faltara la confianza. La confianza se da, se logra, se genera; no se puede imponer, ni exigir. Los papás se hacen digno de confianza por su ejemplo de integridad, dando buen ejemplo a los hijos, así poco a poco se adquiere  la autoridad moral necesaria para educar la libertad. Seguiremos hablando de esto. Este domingo podemos pensar cómo mejorar el ambiente de confianza y libertad en la familia   P. Agustín

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