miércoles, 15 de diciembre de 2010


Mis queridos parishioners en el sencillo folleto que hemos distribuido con los horarios de las distintas celebraciones de los tiempos de Adviento y Navidad habrán notado que el sábado 25 de Diciembre y el sábado 1 de Enero NO tendremos la celebración de las 5p.m. como es habitual. La razón –pastoral- es sencilla: queremos que los fieles no pierdan el sentido de la celebración del día, es decir, de las solemnidades de la Natividad del Señor y de Santa María, Madre de Dios, respectivamente. La Sagrada Congregación para el Culto Divino, en el n. 28 de su instrucción Eucharisticum Mysterium nos anima a los pastores a instruir “con cuidado a los fieles sobre la significación de la concesión (de celebrar el sábado por la tarde) y procuren que no se pierda con eso el sentido del domingo”. Con las misas del sábado 25 de Diciembre a las 10 a.m. y las 12 p.m. celebraremos la Solemnidad de la Natividad del Señor. Al día siguiente, Domingo 26, celebraremos la fiesta de la Sagrada Familia en los horarios habituales de domingo.

Con las misas del sábado 1 de Enero a las 10 a.m. y a las 12p.m., celebraremos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (éste año, por caer en sábado NO es fiesta de precepto). Al día siguiente, Domingo 2 de enero celebraremos la Solemnidad de la Epifanía del Señor. El siguiente fin de semana -9 de enero, fiesta del Bautismo del Señor- volveremos al horario habitual de los sábados: Confesiones de 3p.m. a 5p.m. y luego la santa Misa 5p.m.

Con éstos horarios queremos dar a cada día, a cada solemnidad, a cada acto litúrgico su propio peso y medida, altura y profundidad.

Por otro lado, también queremos decir que ésta semana enviamos ya al Sr. Arzobispo una carta en la que pedimos su autorización y su bendición para iniciar una serie de reparaciones importantes que necesita nuestra parroquia. Tan pronto recibamos su respuesta, haremos saber a la comunidad parroquial con todo detalle de qué se trata, mientras tanto les pedimos su oración para que podamos completarlas exitosamente y ésta casa de Dios en la que nos reunimos para adorarlo Domingo a Domingo continúe en buenas condiciones por muchos años más.

Que éstas últimas dos semanas del tiempo de Adviento estén llenas de paz y serenidad para cada uno, que nos recojamos interiormente para escuchar al Señor que viene y así, en silencio y orantes nos encuentre el día de su llegada.

Con un abrazo y la bendición para cada uno,
P. Agustin


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