jueves, 26 de enero de 2012

Nuevos ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión en nuestra parroquia

Querida comunidad latina de St. Vincent de Paul, los hermanos y hermanas que  vamos a instituir el domingo (1.29.2012) como ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión formarán parte de un ministerio laical de la Iglesia Católica y estipulado en el Canon 230 del Código de Derecho Canónico que dice: “Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del derecho”. Y en el canon siguiente establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad. De esta manera los laicos pueden ayudar en una forma activa a los párrocos en la distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella. Con éste ministerio podemos estar seguros de que la Iglesia siempre mira por las necesidades de sus hijos. Y de esta manera, bien sea por criterios de practicidad o ante la falta de sacerdotes o personas idóneas como en el caso de las misiones, la Iglesia vela por hacer accesible el Cuerpo de Cristo a quien lo necesite. Para recibir este ministerio se pide que el laico –hombre o mujer- que será instituido como ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, deba estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida familiar y profesional, por su fe y por sus costumbres; por su amor hacia la Iglesia y sus normas y costumbres.

Una vez más te hago la pregunta: ¿quieres ayudar a la parroquia en éste ministerio? ¿Alguna vez haz pensado cuántas personas dejan de recibir al Señor en los hospitales, en las cárceles, en los asilos de ancianos o en sus casas –enfermos o discapacitados- porque el párroco no tiene personas que le ayuden? Quizás tú puedas ser un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión. Pregúntaselo al Señor en tu oración personal y si Él y tu corazón te dicen que éste es un ministerio en el que puedes participar, entonces acércate al párroco,  ponte a su disposición y empieza la preparación P. Agustín, párroco. 

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