Querida comunidad latina de St. Vincent
de Paul, los hermanos y hermanas que vamos a instituir el domingo (1.29.2012) como ministros extraordinarios de la Sagrada
Comunión formarán parte de un ministerio laical de la Iglesia Católica y estipulado
en el Canon 230 del Código de Derecho Canónico que dice: “Donde lo aconseje la
necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean
lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir,
ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas,
administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del
derecho”. Y en el canon siguiente establece que para ejercer este ministerio
laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad. De esta
manera los laicos pueden ayudar en una forma activa a los párrocos en la
distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella. Con éste
ministerio podemos estar seguros de que la Iglesia siempre mira por las
necesidades de sus hijos. Y de esta manera, bien sea por criterios de
practicidad o ante la falta de sacerdotes o personas idóneas como en el caso de
las misiones, la Iglesia vela por hacer accesible el Cuerpo de Cristo a quien
lo necesite. Para recibir este ministerio se pide que el laico –hombre o mujer-
que será instituido como ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, deba
estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida familiar y
profesional, por su fe y por sus costumbres; por su amor hacia la Iglesia y sus
normas y costumbres.
Una vez más te hago la pregunta:
¿quieres ayudar a la parroquia en éste ministerio? ¿Alguna vez haz pensado
cuántas personas dejan de recibir al Señor en los hospitales, en las cárceles,
en los asilos de ancianos o en sus casas –enfermos o discapacitados- porque el
párroco no tiene personas que le ayuden? Quizás tú puedas ser un ministro
extraordinario de la Sagrada Comunión. Pregúntaselo al Señor en tu oración
personal y si Él y tu corazón te dicen que éste es un ministerio en el que
puedes participar, entonces acércate al párroco, ponte a su disposición y empieza la preparación ■ P. Agustín, párroco.
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