miércoles, 23 de mayo de 2012

Pentecostés 2012


Celebramos éste domingo el final del tiempo Pascual y la hermosísima solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu de Dios, la jornada en la que los cristianos pedimos que se derramen sobre nosotros -¡los necesitamos tanto!- los preciosos dones del Espíritu. Y celebramos también el cumpleaños de nuestra Madre la Iglesia. Nos dicen los santos Padres que Ella nació del costado abierto de Cristo, pero que en Pentecostés recibe el resello del Espíritu y la fuerza para predicar a las naciones el Evangelio. Que nuestra oración de hoy sea en acción de gracias por ésta Madre nuestra amorosa, la Iglesia, la Esposa de Cristo. Ella, que nos amamanta y educa día a día; Ella, que no nos deja ni un instante solos. Con Ella y por Ella digamos juntos:


Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita el alma que a ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que criaste poderoso.

Tú, que abogado fiel eres llamado,
del Altísimo don, perenne fuente,
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
tú eres el dedo de su diestra mano;
tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza
con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera,
y siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.

Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a ti, Espíritu, de ambos procedente
con viva fe y amor siempre creamos

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