Queridos hermanos en el Señor, vamos a celebrar la solemnidad del Cuerpo y la
Sangre del Señor, y con mucha alegría nos unimos en espíritu a la adoración
eucarística en la basílica de San Pedro bajo el lema Un solo señor, una sola fe,
elegido por nuestro santo padre el Papa Francisco. Desde las Islas Cook a
Reikiavik, pasando por Chile, Burkina Faso, Taiwan, Iraq, Bangladesh, Estados
Unidos o Filipinas unamos nuestras mentes y nuestro corazón y oremos juntos por
las intenciones propuestas por el Papa. La
primera intención es por la Iglesia, extendida en todo el mundo y hoy en
señal de unidad recogida en la adoración de la Santísima Eucaristía. Que el
Señor la haga cada vez más obediente a la escucha de su Palabra para
presentarse ante el mundo siempre “mas hermosa, sin mancha, ni arruga, sino
santa e inmaculada. Que a través de su fiel anuncio, la Palabra que salva
resuene aún como portadora de misericordia y haga que el amor se redoble para
dar un sentido pleno al dolor y al sufrimiento, devolviendo alegría y
serenidad. La segunda intención del
Papa Francisco es por aquellos que en los diversos lugares del mundo viven el
sufrimiento de nuevas esclavitudes y son víctimas de la guerra, de la trata de
personas, del narcotráfico y del trabajo esclavo; por los niños y las mujeres
que padecen todas las formas de la violencia ¡Que su grito silencioso de ayuda
encuentre a la Iglesia vigilante para que, teniendo la mirada puesta en Cristo
crucificado no se olvide de tantos hermanos y hermanas dejados a merced de la
violencia! Como comunidad parroquial oremos juntos por todos aquellos que,
además, se encuentran en la precariedad económica, sobre todo los desempleados,
los ancianos, los inmigrantes, los que carecen de hogar, los presos y cuantos experimentan
la marginación. ¡Que la oración de la Iglesia y su cercanía activa les de
consuelo y ayuda en la esperanza y fuerza y audacia en la defensa de la
dignidad de la persona! Pero sobre todo demos gracias porque en Su inmenso amor
el Señor quiso quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía ■ P. Agustín, párroco.
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