Queridos hermanos en el Señor, cuentan la historia de un profesor
universitario que al comienzo del curso, para darse a conocer a sus alumnos,
extendía un mapamundi en el pizarrón, y decía: “Señores, miren esto de norte a
sur, y de este a oeste. Miren el fracaso de Cristo. Tantos siglos procurando
meter en la vida de los hombres su doctrina, y vean los resultados”. Hoy, que
celebramos la hermosa fiesta del Espíritu Santo y el comienzo de la actividad
misionera y evangelizadora de la Iglesia hemos de reflexionar en el hecho de
que Jesús quiso hacer a cada hombre y a cada mujer cooperadores libre de su
obra redentora, y tomarnos en serio éste deseo ¡La obra del Señor no ha
fracasado! Su doctrina y su vida están fecundando continuamente el mundo. Por
eso hoy damos gracias, porque la redención de Cristo está animada constantemente por la fuerza del Espíritu Santo; el fuego
del Espíritu de Dios es suficiente y sobreabundante:
Hoy desciende el Espíritu de fuego
al corazón creyente de la Iglesia,
el Señor que la quema y atraviesa
enciende con su llama al universo.
Ebrios del Santo Espíritu, los Doce
rebosan de carismas y alabanzas;
Dios baja el Sinaí, y en llamarada
y en ímpetu de amor retumba el monte.
Razas y pueblos quedan convocados;
Dios se muestra en Sión, la bella altura,
y en voz concorde aquí a los hombres junta,
desde Babel dispersos en pecado.
Se lanzan por el mundo los testigos;
y sin ceñir espadas lo conquistan,
y sin oro a los pobres dan la vida;
el Espíritu guía y Cristo invicto.
El Viento es brisa y fuerza de huracanes,
y el agua viva mueve los océanos;
alzan los brazos y oran bendiciendo
y el gozo transfigura sus semblantes.
Espíritu de amor y de verdad,
Espíritu confín de las promesas,
oh Santo, a ti la gloria siempre sea,
y a nosotros de ti la santidad. Amen.
Hoy les pido un favor: Ayúdenme a dar gracias a Dios por estos trece
años de sacerdocio. En una tarde de Pentecostés Dios, a través de la Iglesia,
me regaló el don del sacerdocio ministerial ¡Feliz solemnidad de Pentecostés
para todos! ■ P. Agustín, párroco.
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