miércoles, 15 de mayo de 2013

Domingo de Pentecostés (2013)


Queridos hermanos en el Señor, cuentan la historia de un profesor universitario que al comienzo del curso, para darse a conocer a sus alumnos, extendía un mapamundi en el pizarrón, y decía: “Señores, miren esto de norte a sur, y de este a oeste. Miren el fracaso de Cristo. Tantos siglos procurando meter en la vida de los hombres su doctrina, y vean los resultados”. Hoy, que celebramos la hermosa fiesta del Espíritu Santo y el comienzo de la actividad misionera y evangelizadora de la Iglesia hemos de reflexionar en el hecho de que Jesús quiso hacer a cada hombre y a cada mujer cooperadores libre de su obra redentora, y tomarnos en serio éste deseo ¡La obra del Señor no ha fracasado! Su doctrina y su vida están fecundando continuamente el mundo. Por eso hoy damos gracias, porque la redención de Cristo está animada constantemente por la fuerza del Espíritu Santo; el fuego del Espíritu de Dios es suficiente y sobreabundante:

Hoy desciende el Espíritu de fuego
al corazón creyente de la Iglesia,
el Señor que la quema y atraviesa
enciende con su llama al universo.

Ebrios del Santo Espíritu, los Doce
rebosan de carismas y alabanzas;
Dios baja el Sinaí, y en llamarada
y en ímpetu de amor retumba el monte.

Razas y pueblos quedan convocados;
Dios se muestra en Sión, la bella altura,
y en voz concorde aquí a los hombres junta,
desde Babel dispersos en pecado.

Se lanzan por el mundo los testigos;
y sin ceñir espadas lo conquistan,
y sin oro a los pobres dan la vida;
el Espíritu guía y Cristo invicto.

El Viento es brisa y fuerza de huracanes,
y el agua viva mueve los océanos;
alzan los brazos y oran bendiciendo
y el gozo transfigura sus semblantes.

Espíritu de amor y de verdad,
Espíritu confín de las promesas,
oh Santo, a ti la gloria siempre sea,
y a nosotros de ti la santidad. Amen.
        
Hoy les pido un favor: Ayúdenme a dar gracias a Dios por estos trece años de sacerdocio. En una tarde de Pentecostés Dios, a través de la Iglesia, me regaló el don del sacerdocio ministerial ¡Feliz solemnidad de Pentecostés para todos!  P. Agustín, párroco. 

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