Queridos hermanos en el Señor, durante los
meses de Marzo y Abril en nuestra comunidad estuvimos enfocados en la
celebración de la Cuaresma como preparación para la Semana Santa, los días más
importantes del año y en los que se celebran la Pasión, Muerte y Resurrección
del Señor. Una vez que hemos celebrado la Pascua, retomamos muchas cosas que
dejamos, digamos, “en pausa” antes del Miércoles de Ceniza, una de ellas es la
importante celebración del Año de la Fe, convocado por el Papa
emérito Benedicto XVI el año pasado y continuado por su sucesor nuestro querido
padre el Papa Francisco. Pocos días después de su elección, el Papa en la
reunión con los representantes de las Iglesias y comunidades eclesiales, y de
otras religiones, les decía:
"[...] Comienzo mi ministerio apostólico durante este año que mi
venerado predecesor, Benedicto XVI, con intuición verdaderamente inspirada, ha
proclamado para la Iglesia católica Año de la Fe. Con esta iniciativa, que
deseo continuar, y que espero que impulse el camino de fe de todos, quería
conmemorar el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, proponiendo
una especie de peregrinación a lo que es esencial para todo cristiano: la
relación personal y transformadora con Jesucristo, Hijo de Dios, muerto y
resucitado por nuestra salvación. En el corazón del mensaje conciliar reside
precisamente el deseo de proclamar este tesoro perennemente válido de la fe a
los hombres de nuestro tiempo.[...]"[1].
Llegados a éste punto uno puede preguntarse “¿No es demasiado lejano todo esto
del Año
de la Fe? ¿No es algo que solamente se vive en Roma o allá donde están
los cardenales y los obispos de la Iglesia?” No. El Año de la Fe está al
alcance de todos, y aunque ciertamente la fe es un regalo de Dios a cada
persona –y por lo tanto algo gratuito-, sí que está en nuestras manos reavivar
ésa fe. Hay diez maneras muy prácticas y
muy sencillas de que esa fe se fortalezca en nuestros hogares, en nuestra
comunidad parroquial: 1) participar en la Santa Misa algún día además del
domingo; 2) acudir a la Confesión, 3) conocer más a los santos, 4) leer la
Sagrada Escritura cinco minutos todos los días, comenzando por los evangelios,
4) conocer los documentos del Concilio Vaticano II, 5) estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica, 6)
echar la mano en algún apostolado de la parroquia, 7) visitar a algún enfermo
8) invitar a Misa a los amigos, 9) tratar de vivir las Bienaventuranzas 10)
sentir un sano y profundo orgullo por pertenecer a la Iglesia Católica. Con
éstas breves ideas en mente, que Dios nos ayude a seguir nuestro camino en el
Año de la Fe ■ P. Agustín, párroco.
[1] Papa Francisco, Encuentro con los
representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales, y de las diversas
religiones, 20 de marzo de 2013).
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